martes, 15 de febrero de 2011

"Pa negre" para los investigadores

Que la educación es una inversión es un hecho y lo sabe hasta Bruselas. Sin embargo en España parece que la cuestión se encuentra todavía algo difusa. Quizás sea por eso por lo que algunos de los "sastres" de nuestra economía (y perdón a los sastres) hayan considerado que ahorrar 1800 millones de euros es una buena noticia y se vanaglorien por ello. Que digo yo que como el Gobierno ha cogido carrerilla, ¿porque no aprovechan ya de paso y se ahorran los costes de la Ley de Dependencia y mandan a nuestros ancianos también a Alemania? Oh, wait... que las concesiones a veces ni llegan.

Pese a todo, lo cierto es que dicho recorte no va a afectar a la formación de la futura élite académica de nuestro país. Al menos no en demasía. Ya que el presupuesto para la formación de profesores universitarios es, de acuerdo con la convocatoria de este año, prácticamente el mismo que el año pasado. Bueno, en realidad 271.222 euros menos. Pero eso no da ni para una cena... (que como sabemos cuesta por lo menos 1,2 millones de euros con los cafés y la previa).

El caso es que el otro día, con los papeles delante, me comenzaron a chirriar las cifras. Porque uno se puede llegar a preguntar, con muy mala leche, como es posible que las ayudas a los jóvenes investigadores de más alta cualificación ronden en torno a los 67 millones de euros, mientras que las ayudas para el cine sean de 96 millones de media (aritmética) al año. 576 millones (que darían para financiar a unos 9600 doctores) en el periodo comprendido entre 2010 y 2015.

Desde luego el Gobierno no se equivoca. De hecho sigue un sendero cristalino. Con los vientos que soplan y la obsolescencia del sector del ladrillo estaba claro que nuestra economía necesitaba una reconversión. Y qué mejor que reconvertir a los peones de obra en figurantes de una (buena) película.

Que nadie me malinterprete. Me puede la ironía. En realidad, pienso que las ayudas al cine son necesarias. Pero en su justa medida y con un sistema de atribución justo. Y es que, como exponía de manera brillante Ramón Lobo el otro día en relación a la victoria en los Goyas de Pa Negre, "algo falla cuando cuesta distribuir lo que es bueno". Lo que no tiene sentido en todo caso es que las partidas presupuestarias del Estado dejen margen para hacer comparaciones odiosas. Y no se engañen, que lo de los Goya y el cine es anecdótico y da de comer a mucha gente: en muchas otras ocasiones el destino de nuestros impuestos sí que es verdaderamente insondable.

La respuesta a este modelo de reconversión me la dio un buen amigo mío el otro día. ¿Para qué queremos tanto doctor, si luego los vendemos a precio de saldo? Ángela, pero que afortunada eres.

Para cualquier insulto o comentario: @ryanguas